Podemos definir captcha como un método a través del cual el usuario debe introducir un conjunto de caracteres que se muestran en una imagen distorsionada que aparece en pantalla; se utiliza generalmente en el envío de formularios en sitios web. El objetivo es evitar que los robots, también conocidos como spambots, puedan hacer uso de determinados servicios y es que las máquinas no son capaces de comprender este tipo de secuencias correctamente. Antes de que aparecieran era muy habitual que los robots entrasen en los correos electrónicos de los usuarios. Para ello simplemente tenían que introducir de manera aleatoria usuarios y contraseñas hasta dar con la combinación correcta y una vez dentro, se dedicaban a enviar información comercial no deseable, lo que se conoce como SPAM, a todos los contactos.
Nace el reCAPTCHA
Hace unos años Google se percató de que los bots eran capaces de resolver sus captchas de texto en más del 90% de las ocasiones. Así que el gigante tecnológico se puso manos a la obra y creó lo que se conoce como reCAPTCHA, un nuevo tipo de captcha que dio un giro de 180º al juego. Al contrario de lo que pueda parecer, Google optó por simplificar las cosas para los usuarios; simplemente hay que marcar una casilla para demostrar que no son bots. Claro que se trata de un sistema más sencillo sólo para los usuarios, pero detrás se esconde un método mucho más complejo para evitar la invasión de robots. Cada vez que los usuarios marcan la casilla, el código repasa su comportamiento antes, durante y después de marcar dicha casilla y de esta manera, es capaz de resolver si son humanos o no.